domingo, 22 de marzo de 2009

Yo no soy timida


Yo no soy tímida, así que cuando el otro día al entrar corriendo en el vagón del metro roce sin querer el cuerpo de aquel chico no me incomode en absoluto. Él se dio la vuelta lentamente para ver quien había sido y mirándome a los ojos dijo : ¡que susto!
yo sin dejar de mirarle conteste: ¡pues tampoco soy tan fea!.
_ Ni mucho menos dijo él, bonita boca y bonitos ojos...
Y aquello nos llevo a una conversación absurda e intrascendente en la que ambos nos dimos cuenta de que nos habíamos gustado. Eran las once de la noche, yo regresaba a mi casa desde el trabajo, y él regresaba a la suya excesivamente pronto para ser viernes y algo bebido, lo que probablemente contribuyo a que su vocabulario subiera la temperatura de aquella conversación en el transcurso de dos estaciones...Le seguí el juego, al fin y al cabo había empezado él y a mí me quedaban poco mas de diez minutos de trayecto. En cualquier caso era lo mas divertido que me había sucedido aquel aburrido viernes.

El chico era bastante mas joven que yo y tan guapo que hubiera jurado que era gay, pero por suerte me equivoque. Como me hubiera equivocado al juzgar donde acabaria todo aquel coqueteo inocente que ni por un momento sospeche me llevaría a pasar una noche tan divertida.

Decidi bajarme un par de estaciones antes y caminar hasta mi casa, no esta lejos y lo hago a menudo para dexintosicarme de haber estado encerrada entre cuatro paredes. Entonces mi nuevo amigo ayudado por las copas que llevaba de mas me agarro de la mano y de rodillas ante el regocijo general empezó a suplicarme que no le abandonara en el subsuelo de Madrid. Me hizo reír con ganas.

_ Venga levantate! nos esta mirando todo el mundo! le dije
_ No me pienso mover de aquí, a no ser que me dejes acompañarte.

Busco la complicidad del resto de los pasajeros y la obtuvo, de modo que solo me quedo acceder y cuando se abrieron las puertas del vagón y salimos juntos de allí hubo aplausos por parte de los viajeros y saludos al personal por parte de mi nuevo amigo.


_ ¿sabes la vergüenza que me has hecho pasar? le pregunte.
_Y tu ¿sabes el miedo que me ha dado pensar que no te volveria a ver?
_ Exagerado!_ respondí.
_ Te invito a tomar algo_ dijo él.
Y nos fuimos a tomar un café.

Una hora mas tarde entre besos y caricias furtivas decidimos ir a un lugar mas intimo. La noche era cálida y su cuerpo acogedor casi femenino, me abrace a él y deje que me guiara hasta su casa que resulto estar muy cerca de la mía. Subimos la estrecha escalera sin decir una sola palabra, abrió la puerta y hasta mi llegaron olores de velas e inciensos. Nos besamos y enredados en los besos llegamos hasta la cama... Después ya no hubo ni calma ni sosiego hasta que nos invadió el placer, no hubo ni pliegues ni rincones en nuestros cuerpos que dejáramos huerfanos de caricias o de besos, no hubo palabras ni vacías ni llenas que interrumpieran los gemidos y el latir de nuestro sexo. No hubo luz hasta el amanecer y entonces tampoco hubo nada mas que decir. Me levante cuando aun dormía, le bese como despedida y él abrió los ojos y me regalo una sonrisa. No hubo adióses ni buenos días, no hubo preguntas de nombres ni intercambios de teléfonos, no hubo nada que estropeara el recuerdo de la noche... solo una sonrisa para empezar el día...
A ti desconocido de ojos pardos.