martes, 1 de diciembre de 2009

¡Feliz Navidad!




Hace unas semanas que empecé a trabajar en una tienda de artículos religiosos. Nadie entre mis conocidos lo sabe y si lo supieran, no lo creerían, pero el caso es que yo estaba al borde de la desesperación porque a penas me llegaba con mi sueldo para terminar el mes y ya había agotado todos los canales convencionales para encontrar trabajo, incluso llegue a rogarle a mis amigos, pero sin resultado alguno.
Todo ocurrió de un modo casual, hace aproximadamente quince días paseaba por el centro de la ciudad sin rumbo fijo cuando me detuve delante del escaparate de una tienda, el decorador había montado un belén gigante que ocupaba toda la vitrina. No faltaba ningún detalle, molino, riachuelo, pastores, ovejas incluso me fije que había un pájaro en un olivo. Era un belén precioso, digno de un concurso y estaba muy bien allí porque es una calle muy transitada, me resultaba extraño no haber reparado nunca en un escaparate tan grande hasta que recordé que pocos días antes en el lugar del belén había casullas, cruces, medallas, ángeles y toda clase de orfebrería religiosa, un escaparate en fin, tan ajeno a mi como yo a él.
En esos pensamientos estaba cuando se asomo a la puerta un hombre vestido con una bata gris, se situó junto a mi para mirar el escaparate y comprendi que el era el artífice de aquella estampa navideña. Me pareció oportuno felicitarle porque realmente creí que lo merecía y él solo sonrió, después me dijo: me gusta hacerlo, pero esta época del año es caótica y no doy abasto con tanto trabajo, antes me ayudaba mi esposa pero tuvo un accidente a principios de este año y ahora no puedo casi con la tienda, los pedidos...
¡yo estoy buscando trabajo! dije sin pararme a pensar.
Él me miro y dijo bueno, no había pensado en la posibilidad de contratar a nadie y no pareces el tipo de mujer que quiera trabajar aquí...tampoco te puedo pagar mucho, pero la verdad es que me vendría bien un ayudante, aunque solo fuera unas horas por las mañanas. Y de esta manera me encontré con un trabajo nuevo y un sueldo extra.
El trabajo que realizo es aburrido pero quiero hacerlo bien, se trata de limpiar figuritas religiosas, colocar pedidos y atender en caso de que no este cerca mi jefe a los posibles compradores que entren en la tienda. Todos esos clientes que cuando entran y me ven detrás del mostrador no ocultan su sorpresa y si el cliente es mujer casi siempre su desprecio. Hace cinco días, una monja me regalo una estampita de María Magdalena y yo estuve a punto de besarla como agradecimiento, pero por suerte me contuve porque mas tarde pensé que no hubiera sido lo mas apropiado.
He observado que mi jefe no me quita ojo de encima, no se si no se fía de mis capacidades o que es lo que le pasa, cuando le sorprendo mirándome por encima de sus gafas embobado le suelo sonreír, para que se de cuenta de que no tengo nada que ocultar, pero él no dice nada y mira hacia otro lado como si fuera un niño al que le han pillado robando golosinas. El otro día, sin ir mas lejos, su reacción fue francamente extraña, después de que yo le sonriera abiertamente, él entro en el almacén y salio con una bata gris igualita que la suya y me dijo que me la pusiera. Es feisima y me queda muy grande, pero necesito el trabajo así que me la puse encima de mi ropa y entonces él me miro muy satisfecho y siguió haciendo cuentas en sus libros de contabilidad. Creo que lo hizo como si fuera un regalo, ahora voy vestida igual que el, pero Carmen, la chica de la tienda de al lado, dice que ese tío se pone cachondo cada vez que me mira y que por eso quería que me tapase aunque fuera con la bata de su mujer.
Ayer llego mucha mercancía nueva, un montón de cadenas y rosarios que había que colocar y desenredar, es terrible en que estado llegan las cosas. Así que me busque un rinconcito en la tienda y me senté a desenredar cadenas de plata con medallita incluida. Mi jefe me estaba mirando desde el otro lado pero yo me hacia la tonta, había algo en su mirada que la hacia diferente de la habitual, la de ayer era una mirada lobuna, oscura, y yo sentí como que al mismo tiempo que me miraba me arrancaba la ropa. La horrible bata gris, mi falda con cerezas rojas, mi jersey negro...todo iba desapareciendo a sus ojos hasta que solo quedé yo. Y entonces ocurrió, vino hacia mi como una fiera escapada de su jaula, se arrodillo en el suelo frente a mis piernas y mi cara de sorpresa y de un manotazo hizo desparramarse por el suelo cadenas, vírgenes y rosarios; después con las dos manos separo mis rodillas y metió la cabeza entre mis muslos. No me resistí porque tanto ímpetu hizo temblar mis piernas y mis principios por igual, tanto temblé que tuve que agarrarme a su pelo para no caer y en un momento en que abrí los ojos pude ver su cabello negro revuelto entre mis manos y un rosario de nácar entre enredado entre mis dedos. Al poco tiempo yo ya era volcán y riachuelos, sentía que el paraíso estaba en mismo centro del infierno y era feliz; me quede recostada contra la pared unos minutos sin saber muy bien como había pasado todo aquello. A mis pies yacían vírgenes, santas, cristos y cruces de todo tipo; mi jefe se levanto y desapareció por la puerta del almacén.
Esta mañana cuando he llegado al trabajo una señora mayor vestida de negro y con la bata de mi jefe me ha dicho que sera ella la que estará por las mañanas en la tienda hasta que pase Navidad, creo que es su madre porque se parece y también porque he visto en sus ojos esa mirada lobuna.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

El gato de mi amiga

Nadie espera que el universo se ponga hacer regalos y yo menos que nadie. Desconfió por naturaleza de lo omnipotente, pero...y cabe al menos "un pero", las ultimas semanas han sido una especie de regalo inesperado.
Mi amiga me había llamado para ofrecerme su casa en vacaciones, ella no iba a estar y necesitaba alguien de confianza que le cuidase el gato y ahí entraba yo. Adoro a los gatos y ellos a mi, el plan era perfecto, durante unos días un maravilloso ejemplar de Devon Rex y yo compartiríamos piso, el trabajo mínimo y la recompensa grande.

Compre el pasaje y me prepare mentalmente para pasar unas vacaciones fabulosas, quería descansar y charlar con los amigos, quería leer un par de libros y quizás soñar una aventura de verano...
La casa me esperaba, el gato no, o quizás si....
Esa noche salí con mis amigos y me divertí cuanto pude. De regreso a casa me deje caer sobre la cama y dormí hasta que la luz de la mañana me despertó.
Me quede allí, sin intención de levantarme, desnuda y tendida sobre la cama. Pensé en llamar a mi amiga para preguntarle por el gato, pero decidí esperar a que fuera mas tarde...en eso estaba cuando unos enormes ojos azules me miraron desde mas de un metro noventa de altura, no había oído nada, ni la puerta, ni los pasos, nada, absolutamente nada. En un primer momento me quede paralizada, ni se me ocurrió taparme...
Era un chico joven, de largos y estilizados músculos que me sonreía abiertamente y me estaba mirando. Me pregunto si me había asustado, _ creí que me habías oído dijo...
Yo no conteste, en realidad me preguntaba como un hombre tan grande podía caminar sin hacer ruido, pero no articule palabra, solo me incorpore un poco sobre la cama. El se sentó a mi lado y me acaricio la cara.
_Lo siento de verdad, no quería que te asustaras.
Y siguió acariciándome, su mano se deslizo por mi cuello, por el hombro y sentí de nuevo el azul glaciar de su mirada.
_Pobrecita_ susurro mientras me besaba la comisura de los labios...
Me gire, entre sorprendida y excitada. No podía creer lo que estaba pasando y sin embargo me gustaba. El siguió acariciándome y sus besos se hicieron mas profundos. Después fue mi lengua la que busco la suya, mis manos las que sortearon ropas y obstáculos hasta alcanzar su piel ...me encontré un cuerpo joven que me esperaba excitado y lo acepte. Me olvide de juegos preliminares y de caricias, me arrodille sobre él deje que me penetrara.....Y cabalgue como se cabalga un animal salvaje, apretando los muslos, haciendo que el ritmo de mi movimiento se acompasara con el suyo para no caer... Gemí yo y gimió él...
Gemí como una gata todas las mañanas de mis vacaciones, cuando después de que llegara en silencio hasta mi cama y sin pronunciar un "buenos días" ni un "adiós", nos restregábamos como animales, nos lamíamos, nos besábamos y caíamos exhaustos, casi indefensos sobre las sabanas.
El ultimo día, antes de regresar a Madrid mi amiga me pregunto: _¿has conocido a mi primo? y yo, la verdad, no supe que decir.

domingo, 9 de agosto de 2009

Escandalosamente eroticas...

Esperando la primavera, explorando otros sentidos...






Llega desde Lituania para ser compartido.

NO cierres los ojos para besarme...
NO susurres en mi oído palabras de amor...
NO hagas nido entre mis muslos con tus manos...
Convierteme si lo deseas en parte de tu cuerpo, pero NO dejes que confunda con AMOR esto que estoy sintiendo.

domingo, 28 de junio de 2009

Bus stop



Son las once de la noche de un sábado cualquiera. Regreso a casa después del trabajo. Al abrir la puerta del apartamento, el aire caliente que todo lo invade se apropia también de mis fosas nasales y de mis pulmones.

Abro el balcón de par en par pero solo entra el ruido de la calle, ni una brizna de aire. Me quito la ropa, saco agua de la nevera y enciendo el ordenador. No hay nada de especial en el correo, spam y mails de mis amigos,aun así leo algunos y los otros los borro directamente. Media noche y nada que hacer, me voy a la cocina a ver si hay algo de comer, pero en realidad no tengo hambre, solo sed. Dejo el ordenador encendido y me dejo caer sobre la cama; por un momento me tengo lastima.

Parpadea el icono "de mensaje" en la pantalla de mi PC. Me levanto para mirar.

Veinte minutos después estoy bajo la ducha.

La una. ¡dios voy a perder ese maldito autobús!_ casi me dan ganas de rezar para que eso no ocurra.

Una camiseta, pantalones, la ropa interior... En la bandeja de la impresora esta la confirmación del billete, ¡que no se me olvide!. El dinero, ¿y mis sandalias?

Salgo a la calle que esta llena de vida a pesar de la hora, el calor aún es sofocante. Entro en el metro y pregunto por el itinerario mas rápido, no tengo tiempo que perder cerraran en 45 minutos. Bajo al anden "próximo tren llegada en 7 min." _ ¡no llegare nunca a ese maldito autobús!

De nada sirve que me ponga todavía mas nerviosa, hace una hora que me tiemblan las piernas y las manos, justo desde el mismo momento que decidí que esta noche quería pasarla contigo.

Cambio de linea, una pareja de borrachos parece que van a caer sobre mi, al fondo del vagón un grupo de chicos y chicas hacen botellón con tetrabrick.

Me obligan a bajarme del metro, fin del servicio...

¡Son las dos de la madrugada! y yo estoy en mitad de un puente y con tacones. Si intento llegar a la estación a pie, perderé el autobús, pero aún así me pongo en marcha, no me rindo. Cuando debo estar cerca, al otro lado de un puente que me pareció interminable, pregunto a un taxista que se detiene junto a mi en el semáforo. Ni siquiera me mira, pero me advierte que todavía estoy lejos, me lamento y él me dice: voy en esa dirección, ¡sube que te acerco y no te cobro!.

Todo va bien, todo fluye, el universo se confabula con mi suerte para que llegue a mi destino.

Aún nos separan dos semáforos, un anden vació y 193 km. Subo a un autobús en el que solo faltaba yo . El conductor cierra las puertas, apaga las luces y arrancamos. En ese instante mientras busco a tientas el cinturón de seguridad el pánico se apodera de mí. ¿me estarás esperando? ¿seguirá tu deseo tan vivo dentro de unas horas? ¿ a que sabrán tus besos? ¿y tu cuerpo?...

No cuestiono nada mas, me puede el deseo. Siento un nudo en el estomago, un calor abrasador se ha instalado entre mis muslos...Giro la cabeza para verme reflejada en el cristal de la ventanilla, la imagen de una rubia sonriente me devuelve la mirada cómplice.

Decido cerrar los ojos e intento imaginar tu voz pidiendome que vaya. Y me veo caminando hacia ti, acercándome a tu boca, siento tu lengua buscando a la mía, me veo en tus brazos y siento tus manos haciendo suyo mi sexo, que esta noche ha encontrado dueño y late descontrolado como si tuviera corazón. Veo tu cabeza descender sobre mi vientre y siento como un beso se posa en la cara interna de mi muslo izquierdo, ahora sé que ha merecido la pena. Te alzas impresionante entre mis piernas y me penetras lentamente, haciendo que cada embestida de tu cuerpo me haga desearte mas y mas...No has olvidado complacer ni uno solo de mis sentidos, nada escapa a tu etérea presencia, en cada uno de mis pliegues, en cada rincón de mi cuerpo hay algo de ti tomando posesión.

Hace rato que no tengo voluntad, te miro a la cara, me dejo llevar egoistamente y pienso "el próximo te dejo descansar".

Un ligero frenazo indica que el autobús ha llegado a su destino y letrero luminoso de neón rosa dibuja en la noche dos palabras: Bus stop.
La realidad supera siempre a la ficción.

sábado, 23 de mayo de 2009

Amor propio


Había llegado destrozada a casa, cansada de estar todo el día de pie. En cuanto cerre la puerta de la calle me quite los zapatos y la ropa y me fui a la ducha . A penas me seque, y con el cuerpo aun húmedo me deje caer sobre la cama. Intente relajarme, olvidar el cansancio y dejar volar la imaginación. Relajarme fue imposible al menos al principio, pero olvidar el cansancio y dejar volar la imaginación fue merito exclusivo de mi vecina, porque al poco rato de estar tumbada sobre la cama un sonido inesperado me llego a través de la pared; suspiros que me hicieron sonreír con picardía.
Una curiosidad casi morbosa fue creciendo en mi interior, el caso es que puse mas atención de la que aconseja la buena educación. Mi vecina disfrutaba de un momento de intimidad y yo sentí ganas de acompañarla en ese viaje hacia el placer. Escuchaba con claridad su respiración entrecortada, notaba como a cada instante se hacia mas opaca, mas oscura. Imaginaba a mi vecina tendida sobre la cama acariciando su cuerpo, con la boca entreabierta y los ojos cerrados, imaginaba sus pechos temblando bajos las manos y mientras tanto la excitación crecía en mi interior. Abrí el albornoz y deje mi cuerpo al descubierto mientras escuchaba la respiración de mi vecina cada vez mas acelerada. Mis dedos buscaron el camino mas corto hacia el placer, deslice las manos por el vientre y seguí bajando, acaricie los muslos y mis dedos llegaron a las puertas del sexo. Fue entonces cuando encontraron la humedad que buscaban y allí las caricias se volvieron mas intensas y mas rápidas . Oí gemir a mi vecina, y recuerdo haber deseado verla en aquel instante en que ella ya estaba a punto de alcanzar el éxtasis. Deje escapar un gemido casi ahogado por la almohada y al otro lado de la pared se hizo un silencio sepulcral, supuse que mi vecina lo había escuchado y en el fondo de mi alma desee que se sintiera aun mas excitada...seguí con lo que estaba haciendo y se intesificaron mis gemidos, por fin escuche a mi vecina. Ya no habia dudas, las dos lo sabiamos, ahora compartiamos algo mas que una pared, teniamos un mismo fin. Puse una de mis manos sobre el muro con la esperanza de que la suya estuviera al otro lado y desde ese instante sabiendonos acompañadas en nuestra soledad, seguimos rutas paralelas en busca del placer ... Mi vecina se estremeció y se dejo ir... yo la sentí, mis glúteos se tensaron y las caderas se alzaron de la cama como queriendo alcanzar un cielo que ya tenia entre las piernas...
Para mi vecina complice de mis suspiros...

jueves, 23 de abril de 2009

...


¡Quita! (te empujo y regresas a mi)
¡No me toques! (tus manos, siempre tus manos)
¡Que no recorra tu lengua ni un milímetro mas de mi piel! (tu boca en mi cuello,en mi pecho...)
No me mires ( me besas con los ojos abiertos)
¡Que saques tus dedos de mi cuerpo te digo!
( tus dedos explorando rincones, sorteando obstáculos)
No puedes aparecer sin mas después de tanto tiempo... ( si puedes)
¿Que te has creído! (lo sabes, no necesitas creer)
No soy tu ... (tu puta, tu esclava, tu amante, tu amor...)
maldito seas, maldito... (maldito)
¡Que te jodan!... (suspiro, por suerte no me escuchas)
¡Que te ...jodan! (cuanto te deseo...me estremezco)
Que te....¡jodeme! (ahora obedeces)

Te quiero tanto que a veces te odio

domingo, 22 de marzo de 2009

Yo no soy timida


Yo no soy tímida, así que cuando el otro día al entrar corriendo en el vagón del metro roce sin querer el cuerpo de aquel chico no me incomode en absoluto. Él se dio la vuelta lentamente para ver quien había sido y mirándome a los ojos dijo : ¡que susto!
yo sin dejar de mirarle conteste: ¡pues tampoco soy tan fea!.
_ Ni mucho menos dijo él, bonita boca y bonitos ojos...
Y aquello nos llevo a una conversación absurda e intrascendente en la que ambos nos dimos cuenta de que nos habíamos gustado. Eran las once de la noche, yo regresaba a mi casa desde el trabajo, y él regresaba a la suya excesivamente pronto para ser viernes y algo bebido, lo que probablemente contribuyo a que su vocabulario subiera la temperatura de aquella conversación en el transcurso de dos estaciones...Le seguí el juego, al fin y al cabo había empezado él y a mí me quedaban poco mas de diez minutos de trayecto. En cualquier caso era lo mas divertido que me había sucedido aquel aburrido viernes.

El chico era bastante mas joven que yo y tan guapo que hubiera jurado que era gay, pero por suerte me equivoque. Como me hubiera equivocado al juzgar donde acabaria todo aquel coqueteo inocente que ni por un momento sospeche me llevaría a pasar una noche tan divertida.

Decidi bajarme un par de estaciones antes y caminar hasta mi casa, no esta lejos y lo hago a menudo para dexintosicarme de haber estado encerrada entre cuatro paredes. Entonces mi nuevo amigo ayudado por las copas que llevaba de mas me agarro de la mano y de rodillas ante el regocijo general empezó a suplicarme que no le abandonara en el subsuelo de Madrid. Me hizo reír con ganas.

_ Venga levantate! nos esta mirando todo el mundo! le dije
_ No me pienso mover de aquí, a no ser que me dejes acompañarte.

Busco la complicidad del resto de los pasajeros y la obtuvo, de modo que solo me quedo acceder y cuando se abrieron las puertas del vagón y salimos juntos de allí hubo aplausos por parte de los viajeros y saludos al personal por parte de mi nuevo amigo.


_ ¿sabes la vergüenza que me has hecho pasar? le pregunte.
_Y tu ¿sabes el miedo que me ha dado pensar que no te volveria a ver?
_ Exagerado!_ respondí.
_ Te invito a tomar algo_ dijo él.
Y nos fuimos a tomar un café.

Una hora mas tarde entre besos y caricias furtivas decidimos ir a un lugar mas intimo. La noche era cálida y su cuerpo acogedor casi femenino, me abrace a él y deje que me guiara hasta su casa que resulto estar muy cerca de la mía. Subimos la estrecha escalera sin decir una sola palabra, abrió la puerta y hasta mi llegaron olores de velas e inciensos. Nos besamos y enredados en los besos llegamos hasta la cama... Después ya no hubo ni calma ni sosiego hasta que nos invadió el placer, no hubo ni pliegues ni rincones en nuestros cuerpos que dejáramos huerfanos de caricias o de besos, no hubo palabras ni vacías ni llenas que interrumpieran los gemidos y el latir de nuestro sexo. No hubo luz hasta el amanecer y entonces tampoco hubo nada mas que decir. Me levante cuando aun dormía, le bese como despedida y él abrió los ojos y me regalo una sonrisa. No hubo adióses ni buenos días, no hubo preguntas de nombres ni intercambios de teléfonos, no hubo nada que estropeara el recuerdo de la noche... solo una sonrisa para empezar el día...
A ti desconocido de ojos pardos.

sábado, 7 de febrero de 2009

Cita a ciegas


Tengo una amiga que no me puede ver triste y a su vez mi amiga tiene un amigo que ha consagrado su vida a regalar sonrisas. Así que mi amiga le dio mi teléfono a su amigo y luego me dijo lo que había hecho...De todo esto salio una "cita a ciegas" completamente inesperada. El me llamó, yo descolgué el teléfono, él hablo y hablo durante casi una hora y yo me deje mecer por su voz suave y melodiosa, me hablo de sus manos y de sus dedos, de como interpretaba piezas al piano y yo me deje llevar por la nostalgia que sentía de otras manos y otros dedos al piano a los que habia amado tanto. No se como me vino la idea a la cabeza pero le dije: te quiero conocer. Él guardo silencio unos segundos que se extendieron como eternidades a través del teléfono, después sus palabras sonaron a musica dentro de mi cabeza. Dime donde vives y dame una hora, estaré allí. Ah! no me esperes vestida. Mecánicamente como si de una grabación se tratase, me encontré recitando la dirección.

Mi primer impulso fue llamar a mi amiga para que me hablara de él, para que me dijera como era su cuerpo y sus labios, pero después pensé en el morbo que me daba el desconocimiento de todo cuando rodeaba aquel encuentro. El tiempo paso en un suspiro, su voz desde el portal me pidió que le abriera la puerta. Diecinueve segundos de impaciencia separaban nuestros cuerpos de un placer que aun no podía imaginar. Le vi salir de ascensor, me miro y le mire y antes de poder musitar un "buenos días", su boca estaba bebiendo de la mía... Entre besos y caricias nos deslizamos hasta la cama y allí dejamos que el placer nos llevara de regreso al paraiso. Me quite el ayuno en sus brazos. Deje que su lengua fuera una mariposa testaruda posándose una y otra vez en el mismo lugar y al final hizo brotar la fuente del néctar que había ido a buscar. Vi como caían años y penas por los bordes de la cama, vi como mis temores salían por la puerta al mismo tiempo que aquel derroche de juventud y fuerza entraba en mi , vi que los rizos de su pelo se entendían con mi cuerpo, que me hablan muchas lenguas. Entre combate y combate repusimos fuerzas , hablamos de mil cosas, nos reímos y nos miramos en silencio para volver a comenzar. Han sido siete horas de lucha sin tregua, siete horas para conjurar penas y desengaños, siete horas del trabajo de un chaman. Ni se, ni me importa como ha hecho para que yo no sienta ni hambre ni sed, para que no tenga ni cansancio ni memoria. Solo sé que le debo un gran favor a mi amiga...
A Jesús feliz de haberle conocido.

viernes, 9 de enero de 2009

El poder de la mirada


Hace unas semanas mientras aparcaba mi coche cerca de unos grandes almacenes le ví y volvieron a mi memoria recuerdos que creía olvidados, recuerdos de cuando aun trabajabamos juntos. No habia cambiado mucho, si acaso había adquirido algo mas de presencia, de atractiva madurez. Me quede dentro del coche observando sus movimientos, recordando cuanto le deseaba años atrás. Después de unos minutos tome la decisión de saludarle e incluso, si la ocasión se presentaba, de seducirle. Aun tenia una hora libre y no quería desperdiciarla viendo escaparates.

Procurando que nadie se diera cuenta, me deshice de mis braguitas guardándolas en el bolsillo del abrigo. Después salí del coche, cerré la puerta y me dirigí hacia donde estaba charlando mi antiguo compañero. Camine lo mas erguida posible y con pasos firmes hacia él. Aunque tengo que reconocer que me sentía un poco insegura, porque no tenia ni idea de como reaccionaria cuando me viera, ni siquiera estaba segura de que se acordara de mi. Pero el roce de mis muslos desnudos debajo de la falda me daba fortaleza. Cuando estuve suficientemente cerca le dije:

_ No has cambiado nada.

Al escuchar mi voz giro la cabeza ...y ¡allí estaba!, esa mirada felina, esa forma de mirar como un cazador hambriento que siempre encendió mi deseo. Sonrió abiertamente sin dejar de mirarme y me llamo por mi nombre.

No me había olvidado. Me acerque para besarle a modo de saludo lo suficientemente cerca de su oreja como para estar segura de que sentiría mi aliento.

Conversamos un poco en la calle, me contó que le iba muy bien, ahora era el jefe de seguridad de aquellos almacenes. Me hablo de las veces que se había acordado de mi y yo le puse al día sobre algunas cosas de mi vida. Después de un rato me pregunto por la razón que me había llevado hasta allí. La verdad es que yo había quedado para comer con una amiga, pero aun tenia tiempo y se lo dije, y también le comente lo contenta que estaba de haberle encontrado, porque quizás pudiera ayudarme en un asunto que me preocupaba.

_Cuéntamelo!, me dijo.

_Encantada conteste, pero preferiría hacerlo en un sitio "mas privado".

_ Me miro con elegancia y me invito a subir a su despacho.

La puerta del despacho necesitaba de una llave que solo tenia el jefe de seguridad, lo recordaba bien y cuando llegamos, él abrió la puerta invitándome a pasar.
_Ponte cómoda,¿quieres tomar algo? Me pregunto.

_ No, le conteste mientras él se dejaba caer descuidadamente en el sillón de su escritorio.

Transcurrieron unos segundos de tensión en completo silencio, durante ese tiempo nuestras miradas se clavaron descaradamente en los ojos del otro.

Me levante y rodee la mesa dirigiéndome hacia él mientras sacaba con un solo dedo la ropa interior que había guardado en el bolsillo.

_ No se si podrás ayudarme, pero desde que me marche de aquí he tenido un deseo. Lo dije mientras dejaba caer las braguitas sobre la mesa del escritorio. El abrigo también cayó, pero al suelo. Me senté encima de su mesa, frente a él, que solo tuvo que girar su sillón para quedar delante de mis piernas que ahora se apoyaban timidamente sobre la punta de los zapatos en el suelo. Aquella mirada que tanto me gustaba, se hizo mas felina. En ningún momento desviamos nuestros ojos, que permanecían clavados en los del otro. Estaba empezando a dudar de mi, cuando me agarro por las pantorrillas y me hizo apoyar los pies en el sillón separándome las piernas . Me sentí vulnerable y excitada. Sonreí y el me dijo:

_ Pero que "fiera" eres!

Lo ultimo que vi antes de que mi cabeza se dejara caer hacia atrás, fue su pelo negro perdiéndose entre mis muslos.
Para Pablo y su mirada felina siempre en mi pensamiento.