miércoles, 2 de septiembre de 2009

El gato de mi amiga

Nadie espera que el universo se ponga hacer regalos y yo menos que nadie. Desconfió por naturaleza de lo omnipotente, pero...y cabe al menos "un pero", las ultimas semanas han sido una especie de regalo inesperado.
Mi amiga me había llamado para ofrecerme su casa en vacaciones, ella no iba a estar y necesitaba alguien de confianza que le cuidase el gato y ahí entraba yo. Adoro a los gatos y ellos a mi, el plan era perfecto, durante unos días un maravilloso ejemplar de Devon Rex y yo compartiríamos piso, el trabajo mínimo y la recompensa grande.

Compre el pasaje y me prepare mentalmente para pasar unas vacaciones fabulosas, quería descansar y charlar con los amigos, quería leer un par de libros y quizás soñar una aventura de verano...
La casa me esperaba, el gato no, o quizás si....
Esa noche salí con mis amigos y me divertí cuanto pude. De regreso a casa me deje caer sobre la cama y dormí hasta que la luz de la mañana me despertó.
Me quede allí, sin intención de levantarme, desnuda y tendida sobre la cama. Pensé en llamar a mi amiga para preguntarle por el gato, pero decidí esperar a que fuera mas tarde...en eso estaba cuando unos enormes ojos azules me miraron desde mas de un metro noventa de altura, no había oído nada, ni la puerta, ni los pasos, nada, absolutamente nada. En un primer momento me quede paralizada, ni se me ocurrió taparme...
Era un chico joven, de largos y estilizados músculos que me sonreía abiertamente y me estaba mirando. Me pregunto si me había asustado, _ creí que me habías oído dijo...
Yo no conteste, en realidad me preguntaba como un hombre tan grande podía caminar sin hacer ruido, pero no articule palabra, solo me incorpore un poco sobre la cama. El se sentó a mi lado y me acaricio la cara.
_Lo siento de verdad, no quería que te asustaras.
Y siguió acariciándome, su mano se deslizo por mi cuello, por el hombro y sentí de nuevo el azul glaciar de su mirada.
_Pobrecita_ susurro mientras me besaba la comisura de los labios...
Me gire, entre sorprendida y excitada. No podía creer lo que estaba pasando y sin embargo me gustaba. El siguió acariciándome y sus besos se hicieron mas profundos. Después fue mi lengua la que busco la suya, mis manos las que sortearon ropas y obstáculos hasta alcanzar su piel ...me encontré un cuerpo joven que me esperaba excitado y lo acepte. Me olvide de juegos preliminares y de caricias, me arrodille sobre él deje que me penetrara.....Y cabalgue como se cabalga un animal salvaje, apretando los muslos, haciendo que el ritmo de mi movimiento se acompasara con el suyo para no caer... Gemí yo y gimió él...
Gemí como una gata todas las mañanas de mis vacaciones, cuando después de que llegara en silencio hasta mi cama y sin pronunciar un "buenos días" ni un "adiós", nos restregábamos como animales, nos lamíamos, nos besábamos y caíamos exhaustos, casi indefensos sobre las sabanas.
El ultimo día, antes de regresar a Madrid mi amiga me pregunto: _¿has conocido a mi primo? y yo, la verdad, no supe que decir.