miércoles, 19 de noviembre de 2008

Diable, demón, Demian


Estaba llorando aquella noche, no había conseguido olvidar sus palabras, "lo siento, no puedo. Quiero pero no puedo". Hacia horas que las oía retumbar en mi cabeza cuando sonó el teléfono. Lo cogí distraida y limpiándome la nariz con la manga de mi pijama...

- Diga

- Allo

-Diga. Dije otra vez con fastidio.

- Lo siento, creo que me he confundido. Perdoneme por favor. Escuche con un marcado acento francés al otro lado del teléfono.

- No pasa nada. Dije con desgana y colgué el auricular.

Me recoste otra vez sobre la almohada y seguí llorando. Era increíble! estaba como al principio, después de todo volvía a estar sola. El teléfono sonó de nuevo y lo deje sonar esperando que callara, pero era muy tarde y no quería despertar a todo el vecindario. Lo cogí

- ¿Queeee?. pregunte de manera muy poco amable.

-Perdón señorita, no quiero molestala, pero antes cuando me equivoque de numero me pareció que lloraba. ¿esta usted bien?

Era otra vez aquel francés con su acento dulce y sus bonitas maneras.

- No, disculpeme usted a mi, he sido una grosera y lo siento, estoy triste ...Trate de disculparme.
- bah, no se preocupe mas y cuenteme que le ha puesto tan triste ¿l`amour?.

Y sin darme cuenta le estaba contando mi vida aquel desconocido. Pasaron los minutos al teléfono, en ese tiempo me entere de que efectivamente era francés y se llamaba Demian. Me contó que estaba en España por negocios, pero no estaba en la misma ciudad que yo, bien al contrario estaba lejos muy lejos. Hablamos de muchas cosas y al final cuando colgué el teléfono, una sonrisa iluminaba mi rostro. Aquella noche dormí como nunca.

El día siguiente paso sin pena ni gloria, pero con la esperanza de que Demian me volviera a telefonear algún día, no me había dado su numero y yo había olvidado pedírselo, así que solo podía esperar que me llamara él, porque en mi teléfono aparecía como numero desconocido.

Cene poco y vi un rato la televisión, aunque no podía concentrarme en nada, por lo que opte por acostarme y dedicar unos minutos antes de dormirme a imaginar su cara, su piel, sus manos...

Le imaginaba moreno, con amplia sonrisa y ojos claros, le imaginaba alto aunque no mucho y de unos cuarenta años.

En eso estaba cuando sonó el teléfono, me sobresalte y lo descolgué casi temblando. Deseaba que fuera él y al mismo tiempo temía que fuera él.

Era Demian, me pregunto ¿esperabas que te llamara? - yo le conteste - Si.

El tono de la conversión aquella noche se volvió intimo, me hablo de su casa, me hablo de su familia, me hablo de su niñez en la campiña francesa. Estaba divorciado y tenia una niña de pocos años. Yo escuchaba y me dejaba envolver por aquella voz cálida y sensual, poco a poco entraba en un estado de ensoñación muy agradable.

Las llamadas se sucedieron noche tras noche durante semanas, nuestras conversaciones se limitaban a temas cotidianos, hablábamos del trabajo, de la casa, de las comidas, de su hija, de mis amigos, de programas televisivos. Hablábamos de todo sin decir nada, a veces unos incómodos silencios nos hablaban de deseo contenido, de caricias escondidas y de calores intimos... a veces aquellos silencios se rompían con una risita nerviosa. Una noche me pregunto:

-¿que llevas puesto? .

- ¿Por qué? ¿es que vamos a tener sexo telefónico? le dije riéndome.

- No querida, solo quería imaginarte.

Le mentí, le hable de lencería, le hable de medias de seda, le hable de mi pelo suelto y de mis brazos desnudos. Y mientras hablaba, sentía como su respiración se aceleraba, pero solo dijo:

-Ya me hago una idea.

Las noches siguientes me acostumbre a las caricias mientras me hablaba. Recuerdo que una noche me explicaba como se hacia la masa para croisan, el la había aprendido de su abuela, pero yo solo podía pensar en sus manos trabajando la masa, recuerdo que le dije: eres un "diablo", me esta entrando "hambre" y él se puso a reír a carcajadas.

- Oui, bien sûr mademoiselle. je m'appelle Demian

Reí yo también, pero mi deseo no era reír, mi deseo era besar, mi deseo era mas fuerte que yo.

El siguió hablando y yo....note que su voz se hizo mas grave, empezó a susurrar todas las cosas que se podían hacer con la masa para croisan. Yo me deje caer sobre la cama y mis manos hicieron lo que el hubiera hecho de haber estado conmigo.
Oía como su voz suave penetraba a través de mis oídos y llegaba hasta lo mas recóndito de mi ser.

- Demian

-Oui cherè.

- Demian...

- Je te désire

- Demian por favor....

- ¡comme il fait chaud!

- Demian ven... et... ¡ baise moi!
A Demian en la tierra del volcan.

7 comentarios:

Marcelo dijo...

Vine para preguntarte qué quería tu padre que fueras, y me encontré con este blog tuyo que no conocía y esta historia, y...ya me olvidé a que vine.
Me gustó mucho...

Helena dijo...

Me has hecho sonreir. Gracias Marcelo.
Te deseo un precioso dia. Beso.

Funcionario's blog dijo...

Herman Hesse y su Demian...

Helena y su Demian...

Los seres humanos y su demonio...

La frase de Metastasio se vuelve más actual: "El placer deseado es siempre mayor que el placer obtenido".

¿Y si hubieses conocido a Demian?

Qui lo sà...

PD. Gracias... y gracias a Demian por haberte hecho sonreir...

Anónimo dijo...

verte feliz aunque sea narrando algo del pasado me hace feliz también

un beso

s

m.eugènia creus-piqué dijo...

Precioso escrito Helena, me ha encantado.Veo que mi amigo Marcelo tambien te visita,él es mi chico guapo.

Helena dijo...

Gracias por la visita y por tus palabras. Me encanta tener chicas por aqui y si, Marcelo es un "amor".

Sandra sin data dijo...

Como tu me has dado, yo te quiero dar. Espero que te guste el hogar de mi invitación:
http://sandrasindata.blogspot.com/
Te espero en mi infierno....